jueves, 19 de febrero de 2009

CONOCIENDO NUSTRO LLAMADO



Jonás, un libro popular por el tema de la ballena y por cómo salió escupido de su boca.

Existen cuatro tiempos en la vida de Jonás;


- El tiempo del llamado en sí: Jonás es un profeta, está echado y el Señor le dice que se levante y se dirija para cumplir su llamado: Comunicar la Palabra de Dios a las personas
Este es un tiempo interesante: Es cuando cada uno de nosotros estamos en una posición cómoda, echados espiritualmente, reposando o pensando sencillamente en las preocupaciones de la vida. Es aquí cuando el Señor nos llama y nos dice que nos levantemos (Jonás 1:1-2)

- El tiempo de la prueba: Jonás huye de su llamado y se adentra en el mar. Es ahí cuando sucede el incidente del gran pez, aunque muchos piensan que es una ballena. Este es el tiempo de la decisión. Cuando nosotros tenemos propósito de Dios en nosotros, huyamos o no huyamos de las planes de Dios, El Señor busca la forma de hacernos consientes de nuestro llamado. Es así que, si tenemos propósito en Dios, no podremos huir de Su Presencia, ya que tarde o temprano llegaremos a Él nuevamente. El gran pez simboliza también el tiempo de pruebas, tiempo de depender del Señor, tiempo de orar y clamar ante Dios y sencillamente esperar firmes, siguiendo adelante, aunque pasen cosas que parecen imposibles de resolver. Tenemos un Dios de imposibles (Jonás 1:15-17 / 2)

- El tiempo de la consolidación del llamado: Jonás llega al pueblo, da la Palabra y la gente se convierte de sus malos caminos. Este es el tiempo en que vemos los resultados de nuestro llamado. La consolidación en la vida de un pastor, es ver su iglesia creciendo, sana y dando frutos. La consolidación en la vida de un evangelista es tener campañas donde todo un pueblo, toda una ciudad, toda una nación sea ganada para el Señor. Así pues, la consolidación de nuestro llamado son los frutos que damos (Jonás 3).

- El tiempo de la actitud de siervo de Dios: Jonás desea manipular los designios de Dios y se enoja con Dios por haber perdonado a los habitantes de Nínive. Yo me imagino que Jonás se había llenado de orgullo por ser el “profeta”, el “Ungido de Dios”, la persona responsable de dar castigo a un pueblo perverso pecaminoso. La actitud de Jonás es la misma actitud que muchas veces personas con grandes llamados cometen, al restarle importancia a otros ministerios, a personas, a pensar en sí mismos como los mejores del mundo. Quizás la historia de Jonás hubiera sido mucho más interesante, si hubiera sido humilde con su labor; quizás hubiera ido a salvar a otros pueblos, a través de la Palabra de Dios que salía por su boca, pero no fue así. Cada uno de nosotros, según nuestras actitudes, podemos estancarnos en los frutos, en nuestro llamado, en nuestro crecimiento espiritual, al pensar que no tenemos defectos, al pensar que todos están mal, excepto nosotros.

¿Cuál de estos 4 tiempos estás atravesando?

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